Ha llegado el frío.
Y eso implica que miles de calefacciones se ponen en marcha para proporcionarnos ese calor que tanto buscamos en estos días
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En casa, en el trabajo, en las tiendas y últimamente hasta en las terrazas de los bares, ponemos a funcionar toda clase de artefactos para obtener el calor que nos hace mas llevaderas las bajas temperaturas.
Como en muchas otras labores cotidianas de nuestra vida, a la hora de buscar el calor y el confort pocas veces solemos pararnos a pensar en la repercusión ambiental de nuestros actos.
De poco nos sirve ser conscientes de nuestra elevada dependencia de combustibles fósiles si nunca llegamos a plantearnos otra manera de hacer las cosas.
De poco nos sirve quejarnos de la subida constante del precio de los combustibles si ni siquiera valoramos la opción de utilizar otras alternativos.
Tras más de una década trabajando en el impulso de las energías renovables aún estamos lejos de dar un giro que favorezca la utilización masiva de este tipo de energías.
Cuando hablamos de los sistemas de calefacción de nuestras viviendas no solemos acordarnos de la biomasa forestal como un recurso natural y apto para la generación de energía calorífica de una manera sencilla, eficaz y mucho más económica que los combustibles fósiles.
En su día era normal la utilización de leña, restos forestales y de poda para la generación de calor. Parece que los tiempos, los usos y nuestras preferencias han cambiado mucho; lo mismo tanto como para olvidar que los usos y recursos tradicionales también pueden satisfacer nuestras necesidades en pleno siglo XXI.
Quema controlada de restos de poda. Benavente 02/12/11. Estos restos podrían haberse utilizado como biomasa para producción energética.
Afortunadamente el uso de la biomasa va ganando terreno poco a poco y cada vez es mas frecuente encontrar calderas de biomasa en instalaciones como piscinas, polideportivos, pequeñas industrias y hasta en edificios de viviendas o viviendas unifamiliares.
Y es que, aunque es cierto que cada vez estamos más concienciados con ciertos temas ambientales, la elección de la biomasa como combustible para satisfacer nuestras necesidades diarias aún está más relacionada con los temas económicos que con los estrictamente ecológicos.
En cualquier caso está claro que la biomasa nos ofrece una serie de ventajas, sobre todo si tenemos en cuenta que la Comunidad Autónoma de Castilla y León es la que posee una mayor superficie forestal y volumen de biomasa en sus montes.
Vamos que si decidimos utilizar biomasa de la que producimos aquí, se reducen tanto los gastos como las emisiones debidas al transporte del combustible, un aspecto de vital relevancia al valorar la sostenibilidad de este recurso.
Además de ser renovable, la biomasa permite ser gestionada en función de las necesidades que tengamos en cada momento, lo que supone una ventaja sobre otras energías renovables como la solar o la eólica.
Si además consideramos que utilizar biomasa disminuye nuestra dependencia de combustibles fósiles, de los que nosotros no tenemos una producción relevante, se incrementan las ventajas y se suman puntos a la hora de valorar su sostenibilidad.
Y hablando de sostenibilidad, si cada vez tenemos mas claro que no sabemos realmente cual es el camino directo hacia esta tan ansiada sostenibilidad, lo que si debemos tener claro es que la utilización de la biomasa como combustible es uno de los factores más sostenibles que conocemos:
.- Permite el aprovechamiento de los restos de biomasa que se acumulan en nuestros bosques y montes, reduciendo los riesgos de incendio.
.- Regulando el aprovechamiento de los montes se reducen significativamente los riesgos de afección por plagas forestales.
.- Los costes de producción son muchísimo menores que los de los combustibles fósiles.
.- Y además es una incipiente fuente de riqueza que fomenta el empleo local, conviviéndose en una alternativa y una esperanza real para el verdadero desarrollo rural.
Si tanto nos llenarnos la boca con el concepto y la palabra sostenibilidad, deberíamos empezar a plantearnos que algunas de las alternativas reales ya están a nuestro alcance; Y que optando por la biomasa como fuente de energía en nuestro hogar apostamos por los productos naturales y autóctonos, por reducir gastos e impactos relacionados con el transporte, por el mundo rural y por los aprovechamientos tradicionales, sin renunciar a nuestra calidad de vida y garantizando nuestro bienestar.
¿Se puede pedir más?
Pocas veces tenemos tan a mano una alternativa tan demostradamente SOSTENIBLE..
Si aún te quedan dudas y no lo tienes del todo claro, siempre puedes profundizar en estas páginas web:
IDAE: