martes, 31 de enero de 2012

¿Que fué de Durban 2011?

¿Alguien se acuerda de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de hace poco más de un mes?

¿A alguien le quedó claro el resultado de aquella reunión internacional en Durban?

La decimoséptima Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CO 17) pasó, no hace tanto tiempo, y ya ni nos acordamos de aquellos temas que coparon las noticias y el debate internacional durante algunas semanas.

Eso sí, sin hacer ni pizca de sombra a la omnipresente crisis económica. Hasta ahí podíamos llegar. Lo primero es lo primero.

Después de más de una semana de reuniones y debates al más alto nivel, con delegados de más de 190 países, con  la presencia de 130 ministros y algunos jefes de Estado o de Gobierno, asistimos como de costumbre, al incremento de la tensión y las diferencias entre opiniones y posturas. Opiniones, debates, divergencias, intereses y muchos mas factores que nos alejan cada vez más de lo realmente importante:  pasar a la acción en la lucha contra el cambio climático.

Ni las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, afirmando textualmente que “sin exageración, podemos decir que el futuro de nuestro planeta está en juego” ni los datos científico-técnicos de los expertos, ni la postura decidida de algunos países, han sido suficientes para poner a todo el mundo de acuerdo en un protocolo para actuar de manera firme, consensuada y decidida contra el cambio climático.

Una nueva conferencia, y ya van diecisiete, para seguir constatando la dificultad de lograr un acuerdo global.

Que estemos casi como al principio, después de tantos años de reuniones y negociaciones no debería ser un escollo; no es la primera vez que ocurre. Pero que el máximo responsable de las Naciones Unidas asumiera en plena cumbre que “el objetivo final de lograr un acuerdo global y vinculantes sobre cambio climático esté lejos de nuestro alcance de momento” nos deja bastante claro el resultado que se esperaban los responsables del evento.

Lo que conseguimos al final, con tanta discrepancia, tanta reticencia a firmar acuerdos vinculantes y tanta confrontación entre países, es incrementar el número de personas que, en contra de todos los informes y evidencias científicas, creen que esto del cambio climático es una tomadura de pelo.

Tampoco es tan raro.

Si los gobiernos de los países dan mucha más importancia a los temas económicos que a los temas ambientales (anteponiendo los intereses comerciales a la firma de cualquier tratado y exigiendo la ratificación de países competidores para no “desequilibrar” las balanzas comerciales), si se anteponen todo tipo de condiciones (que poco o nada tienen que ver con la variación del clima), a la reducción de emisiones y si las Naciones Unidas no son capaces de imponerse en los temas globales que nos incumben a todos ( sucumbiendo a los intereses particulares de ciertos países), está claro que esto del cambio climático es una cuestión de escasa prioridad a nivel internacional y por tanto, de escasa importancia para el resto de los mortales.

Con lo preocupados que estamos con nuestra crisis, haciendo cálculos para remontar esta dura cuesta de enero, después de los excesos navideños…

Menos mal que en esta clase de saraos se involucran multitud de personas que creen firmemente en lo que están haciendo. Gente que trabaja concienzudamente para elaborar propuestas factibles, para buscar soluciones reales y para adaptar nuestras expectativas de crecimiento a las posibilidades reales de desarrollo. Gente que trabaja por y para el bienestar de los demás, sin importarles a que país pertenecen o en que lado del mundo se encuentran.

Pese a todo, cuando leo noticias relacionadas con la Cumbre del Clima de Durban, pienso que se nos ha vuelto a escapar otra oportunidad.

No la oportunidad de firmar el acuerdo definitivo que ponga fin al problema del Cambio Climático, que no creo que lleguemos a ver. 
Me parece que con cada nueva cumbre perdemos la oportunidad de anteponer la realidad de los datos y los hechos que nos indican que esto no funciona, a los intereses económicos de países y corporaciones. Perdemos la ocasión de estar a la altura de las circunstancias y tomar cartas en un asunto que nos incumbe a todos y en el que todos estamos implicados. Dejamos pasar otra oportunidad de dar a las Naciones Unidas todo el peso y la credibilidad que necesita para tomar decisiones en temas supranacionales y de ejercer, como se le presupone a esta institución, como garante de los intereses de TODOS los habitantes del planeta.

Prefiero pensar que si las Naciones Unidas lleva un montón de años organizando la Cumbre del Clima y si más de 190 países se reunen para tratar sobre el cambio climático, nos encontramos ante una situación cuando menos relevante desde el punto de vista ambiental.

Me quedo con el trabajo de todas esas personas que, en contra de intereses creados, de directrices políticas y de visiones catastrofistas, trabajan día a día para conseguir que todos nos pongamos de acuerdo y tiremos en la misma dirección.

Puede ser un buen momento para demostrar que los cambios son más fáciles de realizar si se empieza desde abajo. Una oportunidad para hacer ver a los que están en lo alto de la pirámide del poder que si todos los que estamos a pié de calle estamos convencidos, implicados y tenemos las ideas claras, no les quedará otro remedio que aceptar acuerdos y firmar decisiones vinculantes.

Por que, les guste o no a los que toman las decisiones y nos representan, nosotros somos la base que les sustenta, los que sufrimos sus decisiones y a los que nos tienen que rendir cuentas.

Y aún tenemos mucho que decir al respecto.

miércoles, 25 de enero de 2012

Biomasa si!

Ha llegado el frío.
Y eso implica que miles de calefacciones se ponen en marcha para proporcionarnos ese calor que tanto buscamos en estos días
.
En casa, en el trabajo, en las tiendas y últimamente hasta en las terrazas de los bares, ponemos a funcionar toda clase de artefactos para obtener el calor que nos hace mas llevaderas las bajas temperaturas.

Como en muchas otras labores cotidianas de nuestra vida, a la hora de buscar el calor y el confort pocas veces solemos pararnos a pensar en la repercusión ambiental de nuestros actos.

De poco nos sirve ser conscientes de nuestra elevada dependencia de combustibles fósiles si nunca llegamos a plantearnos otra manera de hacer las cosas.

De poco nos sirve quejarnos de la subida constante del precio de los combustibles si ni siquiera valoramos la opción de utilizar otras alternativos.

Tras más de una década trabajando en el impulso de las energías renovables aún estamos lejos de dar un giro que favorezca la utilización masiva de este tipo de energías.

Cuando hablamos de los sistemas de calefacción de nuestras viviendas no solemos acordarnos de la biomasa forestal como un recurso natural y apto para la generación de energía calorífica de una manera sencilla, eficaz y mucho más económica que los combustibles fósiles.

En su día era normal la utilización de leña, restos forestales  y de poda para la generación de calor. Parece que los tiempos, los usos y nuestras preferencias han cambiado mucho; lo mismo tanto como para olvidar que los usos y recursos tradicionales también pueden satisfacer nuestras necesidades en pleno siglo XXI.

Quema controlada de restos de poda. Benavente 02/12/11. Estos restos podrían haberse utilizado como biomasa para producción energética.

Afortunadamente el uso de la biomasa va ganando terreno poco a poco y cada vez es mas frecuente encontrar calderas de biomasa en instalaciones como piscinas, polideportivos, pequeñas industrias y hasta en edificios de viviendas o viviendas unifamiliares.

Y es que, aunque es cierto que cada vez estamos más concienciados con ciertos  temas ambientales, la elección de la biomasa como combustible para satisfacer nuestras necesidades diarias aún está más relacionada con los temas económicos que con los estrictamente ecológicos.

En cualquier caso está claro que la biomasa nos ofrece una serie de ventajas, sobre todo si tenemos en cuenta que la Comunidad Autónoma de Castilla y León es la que posee una mayor superficie forestal y volumen de biomasa en sus montes.
Vamos que si decidimos utilizar biomasa de la que producimos aquí, se reducen tanto los gastos como las emisiones debidas al transporte del combustible, un aspecto de vital relevancia al valorar la sostenibilidad de este recurso.

Además de ser renovable, la biomasa permite ser gestionada en función de las necesidades que tengamos en cada momento, lo que supone una ventaja sobre otras energías renovables como la solar o la eólica.

Si además consideramos que utilizar biomasa disminuye nuestra dependencia de combustibles fósiles, de los que nosotros no tenemos una producción relevante, se incrementan las ventajas y se suman puntos a la hora de valorar su sostenibilidad.

Y hablando de sostenibilidad, si cada vez tenemos mas claro que no sabemos realmente cual es el camino directo hacia esta tan ansiada sostenibilidad, lo que si debemos tener claro es que la utilización de la biomasa como combustible es uno de los factores más sostenibles que conocemos:

.- Permite el aprovechamiento de los restos de biomasa que se acumulan en nuestros bosques y montes, reduciendo los riesgos de incendio.
.- Regulando el aprovechamiento de los montes se reducen significativamente los riesgos de afección por plagas forestales.
.- Los costes de producción son muchísimo menores que los de los combustibles fósiles.
.- Y además es una incipiente fuente de riqueza que fomenta el empleo local, conviviéndose en una alternativa y una esperanza real para el verdadero desarrollo rural.

Si tanto nos llenarnos la boca con el concepto y la palabra sostenibilidad, deberíamos empezar a plantearnos que algunas de las alternativas reales ya están a nuestro alcance; Y que optando por la biomasa como fuente de energía en nuestro hogar apostamos por los productos naturales y autóctonos, por reducir gastos e impactos relacionados con el transporte, por el mundo rural y por los aprovechamientos tradicionales, sin renunciar a nuestra calidad de vida y garantizando nuestro bienestar.

¿Se puede pedir más?

Pocas veces tenemos tan a mano una alternativa tan demostradamente SOSTENIBLE..

Si aún te quedan dudas y no lo tienes del todo claro, siempre puedes profundizar en estas páginas web:


IDAE: