¿A alguien le quedó claro el resultado de aquella reunión internacional en Durban?
La decimoséptima Conferencia
Eso sí, sin hacer ni pizca de sombra a la omnipresente crisis económica. Hasta ahí podíamos llegar. Lo primero es lo primero.
Después de más de una semana de reuniones y debates al más alto nivel, con delegados de más de 190 países, con la presencia de 130 ministros y algunos jefes de Estado o de Gobierno, asistimos como de costumbre, al incremento de la tensión y las diferencias entre opiniones y posturas. Opiniones, debates, divergencias, intereses y muchos mas factores que nos alejan cada vez más de lo realmente importante: pasar a la acción en la lucha contra el cambio climático.
Ni las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, afirmando textualmente que “sin exageración, podemos decir que el futuro de nuestro planeta está en juego” ni los datos científico-técnicos de los expertos, ni la postura decidida de algunos países, han sido suficientes para poner a todo el mundo de acuerdo en un protocolo para actuar de manera firme, consensuada y decidida contra el cambio climático.
Una nueva conferencia, y ya van diecisiete, para seguir constatando la dificultad de lograr un acuerdo global.
Que estemos casi como al principio, después de tantos años de reuniones y negociaciones no debería ser un escollo; no es la primera vez que ocurre. Pero que el máximo responsable de las Naciones Unidas asumiera en plena cumbre que “el objetivo final de lograr un acuerdo global y vinculantes sobre cambio climático esté lejos de nuestro alcance de momento” nos deja bastante claro el resultado que se esperaban los responsables del evento.
Lo que conseguimos al final, con tanta discrepancia, tanta reticencia a firmar acuerdos vinculantes y tanta confrontación entre países, es incrementar el número de personas que, en contra de todos los informes y evidencias científicas, creen que esto del cambio climático es una tomadura de pelo.
Tampoco es tan raro.
Si los gobiernos de los países dan mucha más importancia a los temas económicos que a los temas ambientales (anteponiendo los intereses comerciales a la firma de cualquier tratado y exigiendo la ratificación de países competidores para no “desequilibrar” las balanzas comerciales), si se anteponen todo tipo de condiciones (que poco o nada tienen que ver con la variación del clima), a la reducción de emisiones y si las Naciones Unidas no son capaces de imponerse en los temas globales que nos incumben a todos ( sucumbiendo a los intereses particulares de ciertos países), está claro que esto del cambio climático es una cuestión de escasa prioridad a nivel internacional y por tanto, de escasa importancia para el resto de los mortales.
Con lo preocupados que estamos con nuestra crisis, haciendo cálculos para remontar esta dura cuesta de enero, después de los excesos navideños…
Menos mal que en esta clase de saraos se involucran multitud de personas que creen firmemente en lo que están haciendo. Gente que trabaja concienzudamente para elaborar propuestas factibles, para buscar soluciones reales y para adaptar nuestras expectativas de crecimiento a las posibilidades reales de desarrollo. Gente que trabaja por y para el bienestar de los demás, sin importarles a que país pertenecen o en que lado del mundo se encuentran.
Pese a todo, cuando leo noticias relacionadas con la Cumbre del Clima de Durban, pienso que se nos ha vuelto a escapar otra oportunidad.
No la oportunidad de firmar el acuerdo definitivo que ponga fin al problema del Cambio Climático, que no creo que lleguemos a ver.
Me parece que con cada nueva cumbre perdemos la oportunidad de anteponer la realidad de los datos y los hechos que nos indican que esto no funciona, a los intereses económicos de países y corporaciones. Perdemos la ocasión de estar a la altura de las circunstancias y tomar cartas en un asunto que nos incumbe a todos y en el que todos estamos implicados. Dejamos pasar otra oportunidad de dar a las Naciones Unidas todo el peso y la credibilidad que necesita para tomar decisiones en temas supranacionales y de ejercer, como se le presupone a esta institución, como garante de los intereses de TODOS los habitantes del planeta.
Prefiero pensar que si las Naciones Unidas lleva un montón de años organizando la Cumbre del Clima y si más de 190 países se reunen para tratar sobre el cambio climático, nos encontramos ante una situación cuando menos relevante desde el punto de vista ambiental.
Me quedo con el trabajo de todas esas personas que, en contra de intereses creados, de directrices políticas y de visiones catastrofistas, trabajan día a día para conseguir que todos nos pongamos de acuerdo y tiremos en la misma dirección.
Puede ser un buen momento para demostrar que los cambios son más fáciles de realizar si se empieza desde abajo. Una oportunidad para hacer ver a los que están en lo alto de la pirámide del poder que si todos los que estamos a pié de calle estamos convencidos, implicados y tenemos las ideas claras, no les quedará otro remedio que aceptar acuerdos y firmar decisiones vinculantes.
Por que, les guste o no a los que toman las decisiones y nos representan, nosotros somos la base que les sustenta, los que sufrimos sus decisiones y a los que nos tienen que rendir cuentas.
Y aún tenemos mucho que decir al respecto.
Y aún tenemos mucho que decir al respecto.